La celebración de la Semana Santa surgió como parte de la conmemoración del día en que se recuerda la fecha de la Resurrección de Jesús. Este período, que apenas tiene una duración de ocho días, inicia el Domingo de Ramos, cuando se celebra la entrada de Jesús a Jerusalén.
De acuerdo al evangelio escrito según Marcos, en su capítulo titulado Entrada de Jesús a Jerusalén, se explica que “cuando se aproximaban a Jerusalén, cerca ya de Betfagé y de Betania, al pie del monte de los Olivos, Jesús envió a dos de sus discípulos diciéndoles: «Vayan a ese pueblo que ven enfrente; apenas entren encontrarán un burro amarrado, que ningún hombre ha montado todavía. Desátenlo y tráiganlo aquí”.
Continúa la narración y luego precisa que al llevar el burro a Jesús, le pusieron sus capas encima y Jesús montó en el. Agrega que muchas personas extendían sus capas a lo largo del camino, mientras otras lo cubrían con ramas cortadas en el campo.
“Y tanto los que iban delante como los que seguían a Jesús gritaban: «¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!”, añade.
Lo interesante de este episodio narrado en la Biblia es que en unos capítulos más adelante se señala que esa misma gente es la que pide la crucifixión de Jesús, por haberse proclamado Rey de los judíos. Llegan el lunes, marte y miércoles y la mayoría de las parroquias se dedican a confesar y realizar retiros espirituales.
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