El impacto se siente en todo el país: una cuarentena iniciada en la reserva Oglala Sioux en Dakota del Sur, la súplica de un funcionario de salud de Florida de suspender las fiestas de cumpleaños infantiles, advertencias drásticas del gobernador de Utah y una situación desesperante en un hospital del norte de Idaho que se queda sin camas y estudia enviar a los enfermos por vía aérea a Seattle o Portland, Oregon.
“Hemos cerrado un piso entero de nuestro hospital. Hemos tenido que duplicar las habitaciones. Hemos comprado camas”, dijo el doctor Robert Scoggins, neumonólogo del hospital Kootenai Health en Coeur d’Alene.
En Twin Falls, Idaho, el centro médico St. Luke’s Magic Valley dijo que ya no podía recibir niños porque está superada su capacidad con enfermos de coronavirus. Salvo los neonatos, todos los menores de 18 años deberán viajar 206 kilómetros (128 millas) a Boise.
“La gente muere, se sigue muriendo y contagiándose”, dijo Walk Kirby, miembro de la junta de salud del norte de Idaho. “¿Cuánta gente se niega a usar mascarilla? Los mismos que se negarán a vacunarse”.
El gobernador de Utah, Gary Herbert, proclamó el viernes “un día récord para Utah, pero no en el buen sentido”, a medida que los casos de COVID-19 batieron récords locales.
El promedio móvil de siete días de casos de COVID-19 en todo el país superó los 61.140 el jueves, comparado con 44.647 hace dos semanas. El récord hasta ahora, de 67.293, corresponde al 22 de julio en medio del brote de verano impulsado principalmente por los focos de Florida, Texas, Arizona y California.
El pico en Estados Unidos es similar al de Europa, donde Roma, París y otras grandes ciudades están limitando la vida nocturna como parte de las medidas drásticas para frenar la pandemia. Las autoridades francesas dijeron que el país ha registrado más de 1 millón de casos desde el inicio de la pandemia, siendo el segundo país de Europa occidental después de España que alcanza esa cifra.
El director general de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus, advirtió que los países del hemisferio norte se encuentran en una “encrucijada crítica” a medida que aumentan los casos y las muertes.
“Los próximos meses serán muy duros y algunos países se encuentran en un camino peligroso”, aseguró.