España tiene un nuevo rey, Felipe VI desde la medianoche del jueves, aunque fue pasada la mitad de la mañana cuando el nuevo monarca fue proclamado en el Congreso de los Diputados.
Ahí, con el cielo de la capital cerrado de seguridad aérea, las calles decoradas con banderas nacionales y vigiladas por patrullas policiales y del ejército; y grupos a favor de la República manifestándose en el centro de Madrid, el nuevo monarca, de 46 años, marcó las líneas maestras de su reinado: señaló su fe en la unidad de España, sin uniformidad, “donde caben todos los españoles”, y su decisión de encarnar “una monarquía renovada para un tiempo nuevo”.
Y otra, ya en ánimos de solidaridad con los afectados por la crisis económica en la nación europea, al receso que tiene tasa de parados en 25,9%, a los que envió su abrazo y entendimiento por las situaciones que atraviesan.
Son cuestiones fundamentales para entender a la España de hoy. Se trata de una crisis que entre 2008 y 2012 redujo los ingresos de los hogares españoles en 2,600 euros por persona, a lo que se ha sumado 13 mil nuevos desempleados por semana y donde solo 54% de los adultos en edad hábil tiene trabajo.
Consulta soberanista
Los datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) resumen lo que se ha vivido en esta parte de Europa, pero también de un Estado que enfrenta una consulta soberanista en Cataluña el próximo noviembre, sin ningún puente de diálogo establecido entre la Generalitat y el palacio de La Moncloa, en la capital madrileña.
Los datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) resumen lo que se ha vivido en esta parte de Europa, pero también de un Estado que enfrenta una consulta soberanista en Cataluña el próximo noviembre, sin ningún puente de diálogo establecido entre la Generalitat y el palacio de La Moncloa, en la capital madrileña.
Y de una monarquía afeada por el escándalo del Instituto Nóos, un caso judicial que ha llevado al juez José Castro a acusar por malversación, fraude, prevaricación, falsedad y blanqueo de capitales a Iñaki Urdangarín, esposo de la infanta Cristina de Borbón, escándalo que la ha alejado de la familia Real y ausentado de los actos oficiales de ayer.
Si a todo esto se suman las caídas que redujeron movilidad a don Juan Carlos I, quien se rompió la cadera mientras cazaba elefantes en Bosnia, a desconocimiento de la ciudadanía, se podrán entender las razones de cada palabra pronunciada en los 25 minutos de alocución de Felipe VI.
El Estado español por un lado, y la monarquía por otro, tienen de frente a dos personajes claves de la vida política: Artur Mas, el presidente de la Generalitat de Cataluña, el hombre que ha impulsado el proceso independentista de su Comunidad Autónoma; y a Pablo Iglesias, el chico con coleta, 35 años, 1,200,000 mil votos en las Europeas de soporte.
Ambos tienen sus diferencias con el sistema político actual, y cada uno las hizo ayer saber por enésima vez.
“Me hubiera gustado escuchar que estamos en un Estado plurinacional”, se quejó Mas al concluir el discurso del nuevo Rey. Su confirmación de asistencia llegó a último momento, debido a un viaje que tenía pautado a Estados Unidos, pero al final optó por recortar la estadía.
Y desde la acera independentista la vista de Iglesias, el fundador de Podemos, un partido que rompió todas las expectativas en las pasadas elecciones europeas: 5 escaños cuando las encuestas solo le daban uno; 1,200,000 votos y el hecho de convertirse en la cuarta fuerza política de España y la tercera de Madrid, Asturias, Aragón, Baleares y Cantabria.
“Negarse a dar la palabra a los ciudadanos y a convocar un referéndum es la prueba de que algunos le tienen verdadero miedo a la democracia”, es el tuit de cabecera de Iglesias, un profesor universitario que reside en Puente de Vallecas, lejos del centro de la ciudad.
De Mas, al menos, se resalta su aplauso junto al “lehendakari”, Iñigo Urkullu, al final del discurso del nuevo monarca, pero como guiño a la despedida del Rey en castellano, catalán, euskera y gallego.
Quienes apoyan la monarquía
Los retos del Rey son muchos, pero también de quienes lo apoyan y confían en él.
Los retos del Rey son muchos, pero también de quienes lo apoyan y confían en él.
Muestra de ello fue la multitud que se agrupó en las avenidas por las que pasaría Felipe VI la mañana de ayer jueves, el Congreso de los Diputados y el frente del balcón principal del Palacio Real.
Estos puntos estaban repletos de españoles que le decían sí a la monarquía; que gritaban “viva el Rey”, “viva España”.
“Me gustó el discurso, se enfocó en los españoles, viene con nuevas propuestas y ha presentado oportunidades para los jóvenes. Sé que él lo va a hacer muy bien”, dijo Luis Coronel de Palma, quien junto a sus dos hijas quería ver el saludo del Rey.
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VELAR POR LA DIGNIDAD DE LA CORONA
“La Corona debe buscar la cercanía con los ciudadanos, saber ganarse su aprecio, su respeto y su confianza, y para ello velar por la dignidad de la institución, preservar su prestigio y observar una conducta íntegra, honesta y transparente”, precisó Felipe VI.
VELAR POR LA DIGNIDAD DE LA CORONA
“La Corona debe buscar la cercanía con los ciudadanos, saber ganarse su aprecio, su respeto y su confianza, y para ello velar por la dignidad de la institución, preservar su prestigio y observar una conducta íntegra, honesta y transparente”, precisó Felipe VI.
La noche del miércoles, el rey Juan Carlos I firmó la ley orgánica que hizo efectiva su abdicación y tras ser publicada en el Boletín Oficial del Estado (BOE), Felipe VI se convirtió en el nuevo rey de España. En la mañana del jueves, las Cortes Generales, la reunión conjunta de ambas cámaras legislativas, le proclamaron en el Congreso de los Diputados. Leonor de Borbón es la nueva Princesa de Asturias. Nació el 31 de octubre de 2005.
La nueva familia real está compuesta por los reyes don Felipe y doña Letizia, la princesa Leonor y la infanta Sofía, la hija menor del matrimonio real de 2004, y los padres del nuevo monarca, quienes mantendrán el título honorífico de reyes, Juan Carlos I y doña Sofía.
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