Durante una reunión de alto nivel en el Palacio Nacional a mediados de 2013 el Presidente Danilo Medina, frustrado ante el lento avance de la construcción de nuevas aulas, les reclamó a los funcionarios responsables en tono enérgico, mientras golpeaba la mesa “¿Dónde están mis escuelas?”
Lo que en principio fue una orden para agilizar y hacer más eficiente el trabajo de construcción de las escuelas, como bandera de la presente administración de Gobierno, dio a lugar a que aparecieran los vivos que siempre están a la espera de oportunidad para hacer su agosto a costa de los recursos públicos.
De acuerdo a fuentes de entero crédito familiarizadas con el proyecto central de la gestión del Presidente Medina, la educación, el reclamo del mandatario dio origen a la abierta competencia entre el Ministerio de Obras Públicas (MOPC) y la Oficina de Ingenieros Supervisores de Obras del Estado (OISOE) que ha desembocado en una crisis marcada por el suicidio de un contratista y el destape de una supuesta red de corrupción en torno a los pagos por las obras. En esta red estarían involucrado personal de OISOE, MOPC y el Ministerio de Educación (MINERD). Los titulares de las tres instituciones han negado enfáticamente que en las entidades a su cargo se cometan acciones reñidas con la ley.
Según las fuentes consultadas por Acento.com.do, tras la citada reunión en Palacio el Ministro de Obras Públicas, Gonzalo Castillo Terrero, le manifestó a gente de su entorno que buscaría $20 millones para terminar escuelas porque había que apoyar al Presidente.
Enterado el entonces director de la OISOE, Miguel Pimentel Kareh, afirmó que él no se quedaría atrás y también gestionaría los fondos necesarios para concluir los planteles y estancias infantiles que el Presidente deseaba entregar al ritmo que demandaba sus promesas a la población.
El método de terminación de la OISOE: La avanzada con dinero en abundancia
De acuerdo con fuentes confiables al interior de la OISOE, Pimentel Kareh integró un equipo de profesionales de la construcción con el ingeniero Alejandro Isidro de los Santos a la cabeza, el cual “se apoderaba” de las escuelas a las que le faltaba para ser terminadas y las dejaba listas para que el Presidente las inaugurara.
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