El capitán del Ejército Tito Montero Vicente, encargado de Medio Ambiente, acompañó a los reporteros de Diario Libre al lugar donde funcionan los hornos y declaró: "Estoy cansado de cerrarlos, ellos nos acechan y traen los palos y maderas de otros lados para quemarlos aquí".
Indicó que luego venden los sacos de carbón a los negocios establecidos en la ciudad que todavía utilizan ese producto para cocer alimentos o elaborar pan y frituras.
A escasos metros de esos hornos, residentes en esta localidad extraen diariamente entre siete y ocho camiones de arena, grava y gravilla, materiales que venden a los constructores locales.
Montero entiende que hasta que la zona no sea militarizada, será difícil controlar la quema de carbón y extracción de materiales del río Jimenoa, cuyo caudal se ha reducido por esa práctica.
Dijo que los dueños de camiones pagan entre 400 y 500 pesos a los "tígueres" para que les avisen cuando van los inspectores de ese organismo.
"Mire usted mismo cómo ese charlatán hizo creer que uno de los camiones se le dañó y lo amarró con una tira de tela para halarlo", expresó Montero Vicente.
A unos 200 metros del camino fue encontrada una pila de arena que llevaban en un camión, y al ser avisados de que iban el funcionario y los periodistas, la lanzaron a la angosta vía pública, que apenas dejó que uno de los vehículos pudiera continuar su marcha.
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