NUEVA YORK. Joan Rivers, la escandalosa y mordaz comediante que se abrió paso en el mundo de los programas nocturnos de televisión dominados por hombres y convirtió las alfombras rojas de Hollywood en campos minados para las celebridades mal vestidas, falleció el jueves. Tenía 81 años.
Rivers fue hospitalizada la semana pasada tras sufrir un paro respiratorio en un consultorio médico en Manhattan luego de un procedimiento de rutina. Su hija Melissa Rivers dijo que murió rodeada de su familia y amigos cercanos.
"La mayor alegría en la vida de mi madre era hacer a la gente reír", dijo Melissa Rivers. "Aunque es difícil hacer eso en este momento, sé que su último deseo habría sido que volvamos a la risa pronto".
Rivers, quien comenzaba su rutina con la clásica frase de "¿podemos hablar?", nunca se volvió más dulce en las décadas por las que se extendió su carrera. Tenía insultos para todo tipo de raza y clase. Cambió sus viejos objetos de críticas como Elizabeth Taylor, a quien ridiculizó célebremente por ser gorda, por los nuevos rostros y siguió participando en programas de televisión hasta sus últimos días.
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