RIO DE JANEIRO. La Copa del Mundo más latinoamericana de todas terminó en manos de Europa.
Definida por un juego colectivo aplastante, Alemania se convirtió ayer domingo en la primera selección europea que conquista un Mundial en continente americano, al superar 1-0 a Argentina en una final que se definió en tiempos suplementarios.
Mario Goetze, quien entró en los últimos minutos del tiempo regular, anotó a los 113 minutos, y detonó el festejo entre miles de fanáticos alemanes en el estadio Maracaná.
Fue la cuarta estrella para la camiseta alemana, y primera desde aquella final de Italia 1990 que ganó, también 1-0 con un tanto de penal, a la Argentina de Diego Maradona. Cuatro años antes en México, fue el "Pibe de Oro" el que levantó el trofeo, al superar 3-2 a los germanos.
De esta manera, Alemania saca ventaja de 2-1 en sus duelos contra Argentina en finales mundialistas, y se convierte en el tercer campeón consecutivo de Europa.
Un Mundial que comenzó con la mayor cantidad de selecciones americanas en la historia (10), y que por primera vez metió ocho equipos del continente en segunda ronda, terminó definido con un duelo entre dos titanes del fútbol y viejos conocidos.
Lionel Messi no pudo emular la gesta de Maradona, que casi por su cuenta hizo campeona a Argentina hace 28 años. Su genio individual sencillamente no alcanzó para superar a una Alemania, en la que el colectivo brilló más que cualquier individualidad.
Messi recibió el Balón de Oro al mejor jugador del campeonato, un triste consuelo para el astro del Barcelona que, a sus 27 años recién cumplidos, seguirá escuchando las eternas comparaciones con Maradona y Pelé, dos leyendas que ganaron mundiales con sus selecciones.
Argentina anotó apenas dos tantos en sus cuatro últimos partidos, entre ellos una semifinal ante Holanda en la que se impuso en definición por penales.
Alemania, en cambio, venía de aplastar 7-1 a Brasil, y terminó como el equipo más goleador del torneo con 18 tantos en siete partidos. Además, su arquero Manuel Neuer se llevó el Guante de Oro al mejor guardameta del campeonato.
Cuando el partido se acercaba a otra definición desde los 12 pasos, Goetze fusiló al portero Sergio Romero con una volea a pasos del arco, después de dormir con el pecho un centro de Andre Schuerrle.
Una combinación que ejemplificó perfectamente lo que es esta Alemania: Goetze entró a los 88 minutos para reemplazar nada menos que a Miroslav Klose, el máximo goleador en la historia de los mundiales, mientras que Schuerrle ingresó en el primer tiempo por Christoph Kramer, un suplente de última hora del titular Sami Khedira.
Alemania añadió otro título a los de 1954, 1974 y 1990, aunque este es la primero como país unificado. Argentina sigue con las copas que levantó como anfitriona en 1978 y en 1986. AP
Joachim Löw
La receta de Löw
Después de una década de diseño, de morir en la orilla al borde de los títulos, y de formar a una generación de futbolistas talentosos, el entrenador de Alemania, Joachim Löw, consiguió por fin cerrar por completo un torneo con el que consagrarse definitivamente en la élite del fútbol mundial.
Desde 1996, cuando Alemania consiguió su último gran título en la Eurocopa de Inglaterra, la "Mannschaft" no había ganado nada. Sumaba un recorrido de 18 años por el desierto de los trofeos, viendo levantar a otros los campeonatos más importantes del planeta.
Generaciones de futbolistas iban pasando, y todas se quedaban en el limite del éxito.
Una pelea que comenzó en 2004 con la llegada al banquillo de Jurgen Klinsmann, que se trajo como ayudante a Löw.
Había creado un estilo que tenía que consagrar en la que le encumbró a jóvenes con talento mezclados con un puñado de veteranos que iniciaron su andadura. Todos compitieron con un estilo basado en la velocidad, el toque y la verticalidad. Posesión de balón, pero con sentido.
Costó ensamblar todos esos criterios en un fútbol acostumbrado a la fuerza, la potencia y la insistencia, mezclados con retazos de genialidades individuales.
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