KABUL, Afganistán (AP) - Un atacante suicida detonó el martes un coche bomba cerca de un concurrido mercado y una mezquita en el oriente de Afganistán, lo que dejó al menos 89 muertos en el peor atentado insurgente sobre civiles desde la invasión encabezada por Estados Unidos en el 2001.
La explosión destrozó docenas de tiendas hechas de barro, volcó vehículos y arrancó las ramas de árboles, en una muestra de la inestabilidad del país en momentos en que los soldados estadounidenses se preparan para marcharse a finales de este año y los políticos en Kabul batallan por el poder después de una disputada segunda vuelta electoral por la presidencia.
El general Mohamad Zahir Azimi, portavoz del Ministerio de Defensa, dijo que el agresor detonó los explosivos mientras conducía por un concurrido mercado en una localidad remota en el distrito de Urgun, en la provincia de Paktika, que tiene frontera con Pakistán.
Azimi agregó que más de 40 personas resultaron heridas. Los militares enviaron helicópteros y ambulancias para trasladar las víctimas al hospital, dijo, e indicó que la explosión destruyó más de 20 tiendas y docenas de vehículos.
Un video de The Associated Press grabado después de la explosión muestra montones de escombros y los restos calcinados de vehículos unos encima de otros.
Muchas de las víctimas estaban bajo los escombros, dijo Mohamad Reza Kharoti, jefe administrativo del distrito de Urgun.
"Fue un ataque suicida brutal contra civiles pobres", dijo. "No hay ninguna base militar cerca".
Nadie se atribuyó de inmediato la responsabilidad del ataque, y el Talibán emitió un comunicado en que negó su participación, al tiempo que añadió que "condena con fuerza los ataques contra afganos". En el país operan otros grupos insurgentes.
La misión de las Naciones Unidas en Afganistán señaló que los primeros informes "sugieren que el atacante detonó la bomba antes de tiempo después que la policía detectó los explosivos en su vehículo".
"Este horrible ataque durante el Ramadán -que debe observarse en un espíritu de paz y compasión- debe condenarse en los términos más fuertes posibles y los agresores deben ser llevados ante la justicia", expresó Jan Kubis, representante de la ONU en Afganistán.
Fue el peor ataque insurgente contra civiles desde que la violencia comenzó a aumentar tras la invasión estadounidense que derrocó al Talibán en el 2001. El atentado excedió el número de víctimas de dos bombas el 6 de diciembre del 2011 contra musulmanes chiíes que dejaron 80 muertos en Kabul y en Mazar-i-Sharif.
Fue también el primer ataque desde que un acuerdo firmado el fin de semana entre los dos aspirantes a la presidencia de Afganistán, negociado por el secretario de Estado norteamericano John Kerry, evitó una peligrosa ruptura en la débil democracia del país después de la disputada segunda vuelta de los comicios presidenciales del mes pasado.
"La gente está impactada, nosotros estamos impactados, pero esta es la triste realidad de Afganistán", dijo uno de los candidatos, el excanciller Abdulá Abdulá a The Associated Press en una entrevista.
Los resultados no oficiales de la segunda vuelta muestran que el exministro de Finanzas Ashraf Ghani Ahmadzai goza de una ventaja cómoda, pero los partidarios de Abdulá dicen que eso se debe al fraude.
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