SANTO DOMINGO. El compromiso asumido por el gobierno dominicano y haitiano de trabajar "hombro con hombro" para impulsar una agenda común, es visto con optimismo por distintos actores del país, aunque algunos consideran que no toca los problemas de fondo.
La Fundación Zile, que aglutina haitianos de la diáspora, aplaudió la iniciativa de los mandatarios Danilo Medina y Michel Martelly el pasado martes, cuando se reunieron en Punta Cana, bajo la mediación de la Unión Europea.
Según Zile, el encuentro es "una reafirmación de los altos responsables dominicanos y haitianos de su compromiso, en el marco del diálogo bilateral, de dar pie a una nueva visión de las relaciones entre nuestros dos pueblos".
El ex embajador dominicano en Haití, Alberto Despradel, también considera que este diálogo "es un buen esfuerzo del gobierno del presidente Medina", en la dinámica de una "visión nueva, liberada de prejuicios", de la relación domínico-haitiana. No obstante, advierte que para que tenga éxito, falta que el gobierno dominicano encuentre interlocutores del lado haitiano.
El analista César Cuello, también ve con buenos ojos el acercamiento, y entiende que "tiene que beneficiarnos, porque es la única opción factible" de abordar los problemas comunes. Aspira a que el mensaje que mandan ambos gobiernos, alivie la presión internacional que tiene el país con relación al tema haitiano.
No ataca el fondo
Para el sociólogo Antinoe Fiallo, este diálogo le da un margen al gobierno para manejar las distintas opiniones que circulan a nivel internacional sobre las relaciones con el vecino país, pero "deja fuera las situaciones de fondo" que originan los problemas en la isla, como son la pobreza y la desigualdad. "Lo que pasa es que siempre en los países hay muchas iniciativas, pero si no parten de una lógica del fondo, todas van a quedar sin dar resultados", dice, y considera que desde este punto, el mensaje que mandan ambos gobiernos a nivel internacional es apariencia.
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