PARÍS.- Francia lanzó hoy una operación sin precedentes en busca de los hermanos Kouachi, sospechosos de haber perpetrado la masacre en el semanario "Charlie Hebdo", movilización que no evitó que el terrorismo se cobrase una nueva víctima mortal, una policía municipal tiroteada en el sur de París.
Todavía en estado de conmoción por el asesinato de doce personas en el ataque contra la revista satírica, los franceses tratan de recomponerse y, sobre todo, de acabar lo antes posible con la amenaza de los terroristas que continúan sueltos.
Said y Chérif Kouachi, acusados por el Ministerio del Interior de ser los autores del peor atentado en suelo francés en medio siglo, fueron identificados hoy en una gasolinera que atracaron en las proximidades de Villers Cotterêts, en la región de Picardía, al noreste de París.
Las fuerzas de seguridad han extendido el nivel de alerta máxima a esa región, y han centrado allí su búsqueda, apoyadas por militares y desde el aire por helicópteros.
El hermano menor, Chérif, ya fue condenado en 2008 a tres años de cárcel por participar en una red de captación de yihadistas.
Sin embargo, aunque tanto él como Said habían sido vigilados por los servicios secretos, "no había elementos que apuntaran a la inminencia de un atentado", según el ministro del Interior, Bernard Cazeneuve.
Más de 88.000 efectivos han sido movilizados en todo el país, anunció Cazeneuve en una comparecencia ante la prensa, en la que afirmó que nueve personas han sido detenidas hasta ahora en relación con el caso.
Cuando los franceses todavía lloraban a sus muertos del semanario "Charlie Hebdo", el terrorismo volvió a hacerse presente con el asesinato de una policía municipal tiroteada hoy por un desconocido que portaba un chaleco antibalas, cerca de la Puerta de Châtillon, en el sur de París.
Aunque Cazeneuve insistió en que todavía no se ha hallado ningún vínculo entre la masacre de ayer y el atentado de hoy, en el que otro policía resultó herido de gravedad, las autoridades sí lo han considerado como una "acción terrorista".
La jornada de luto nacional que debía servir para honrar la memoria de los caídos por la libertad de expresión acabó con una nueva muerte y la certeza de que un nuevo terrorista anda suelto y amenaza a los franceses.
A mediodía, la nación guardó un minuto de silencio, solo roto por el tañido de las campanas de la catedral de Notre Dame.
Ya de noche, otro emblema nacional, la Torre Eiffel, se unió al dolor apagando las luces que la iluminan.
Ante el desafío terrorista, el Gobierno francés ha convocado para el próximo domingo una cumbre que deberá reunir a los responsables del Interior de los países europeos más afectados, como España, y de Estados Unidos.
También el domingo se celebrará una manifestación que está llamada a encarnar la unidad de los franceses frente a los radicales que quieren acallar cualquier crítica a través de las armas.
Sin embargo, la convocatoria de unidad nace ya dividida: el Gobierno y varios partidos no pueden ocultar la incomodidad que les produce compartir marcha con el ultraderechista Frente Nacional (FN) y su líder, Marine Le Pen, a quien consideran islamófoba.
El coordinador de la marcha en el gobernante Partido Socialista, François Lamy, sostuvo que "no hay lugar para el FN en la 'marcha republicana'".
Le Pen, presta siempre al pugilato dialéctico, se ha lanzado a denunciar esa "estafa política", que, recordó, deja fuera a "un partido que representa al 25 % de los franceses", su porcentaje de voto en las elecciones europeas.
Al margen de la contienda política, la buena noticia del día llegó con el anuncio de que el "Charlie Hebdo", la provocadora e iconoclasta publicación que los terroristas pretendieron callar, volverá a salir a los quioscos el próximo miércoles.
Su tirada será todo un desafío a los intolerantes: un millón de ejemplares.
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