
Por el efecto de la caza comercial su número se redujo al nivel de ser declarada una especie amenazada en 1970. Desde 1982, cuando la moratoria a la caza fue establecida por la Comisión Ballenera Internacional, la especie se ha ido recuperando paulatinamente. La moratoria permanece en vigencia.
“La noticia de hoy es una verdadera historia de éxito ecológico”, dijo Eileen Sobeck, administrador asistente de NOAA para la pesca. “Las ballenas, como la ballena jorobada, juegan un papel importante en nuestro medio ambiente marino. Gestionar por separado las poblaciones de ballenas jorobadas, que son independientes el uno del otro, nos permite adaptar los enfoques de conservación para cada población”.
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