QUITO (AP) — Un mes después del devastador terremoto que destruyera varias ciudades de la costa centro de Ecuador, miles de personas cuyos hogares fueron destruidos y quedaron sin rumbo por las calles, sobreviven hurgando la basura en busca de hierro o de algo de valor para venderlo y no pasar hambre.
Esa es la situación actual de miles de ecuatorianos que fueron afectados por un poderoso terremoto de 7,8 grados de magnitud ocurrido hace un mes, el pasado 16 de abril, y que dejó una secuela de 660 muertos, unos 7.600 personas sin hogar y que viven en albergues, miles de heridos, y una devastadora destrucción que principalmente afectó las ciudades de Manta, Portoviejo y Pedernales, donde apenas dos o tres de sus edificios quedaron en pie.
En Pedernales, una ciudad de 40.000 habitantes cerca del epicentro del terremoto, la reconstrucción es un sueño lejano. Sólo un tercio de los escombros se han removido de las calles destruidas.
El terremoto se produjo cuando Ecuador apenas está creciendo al 1%. El presidente Rafael Correa ha elevado los impuestos para financiar la recuperación, pero dice que tomará años para reconstruir las ciudades costeras y centros turísticos destruidos por el sismo.
Aparte de las grandes ciudades, en el otrora próspero perfil costero plagado de hoteles, residencias y cabañas turísticas y emprendimientos productivos, se observa decenas de personas que con precarios carteles piden ayuda en las vías, extienden las manos por comida y medicinas, muchas viviendo en covachas mal armadas y con mínimos enseres.
Una estimación preliminar del presidente Rafael Correa, señaló que el sismo dejó daños por unos 3.000 millones de dólares.
Para acelerar el proceso de reconstrucción, el estado entregará bonos de hasta 10.000 dólares para construir casas en terrenos propios, 9.000 dólares para comprar vivienda nueva de hasta 70.000 dólares y para reparación de viviendas 4.000 dólares. Este plan está dirigido a ciudadanos damnificados de sectores urbanos y rurales.
Moisés Bota, concejal de Pedernales, dijo que vamos a "endurecer los controles, aumentaremos inspectores, para que las construcciones cumplan con lo que disponen las ordenanzas municipales, no se puede seguir construyendo de cualquier manera. Si es necesario impondremos sanciones penales a quienes no construyan de acuerdo con las normas".
Alexandra Alvarado, jefa del área de sismología del Instituto Geofísico ecuatoriano afirmó a la AP que en la costa oeste de Sudamérica "vivimos en una zona altamente sísmica, en donde podemos tener un sismo del mismo tipo en cualquier momento. La recomendación es que se utilicen normas antisísmicas apropiadas para esta realidad en la reconstrucción".
Bota agregó que se ha removido un 30% de los escombros en Pedernales y que en unos tres meses se terminará el proceso antes de emprender la reconstrucción.
El gobernador de Manabí, la provincia más afectada, Mariano Zambrano, aseguró a la AP que "estamos trabajando en todos los sectores al mismo tiempo... para volver a surgir y resurgir si es necesario. Esperamos que para fin de año podamos reactivar los sitios turísticos de la provincia".
Añadió que "es una provincia que ha sufrido el duro embate de la naturaleza y juntos vamos a lograr que surja nuevamente en todas la áreas, no solo la reactivación nos tiene entusiasmados, sino la gigantesca solidaridad nacional e internacional, que nos da más fuerza para seguir adelante".
Aunque el terremoto aún mantiene una sombra de terror sobre las zonas afectadas, donde se han registrado cerca de 1.500 réplicas y cuatro de ellas sobre los 6 grados, a diario se observa cientos de damnificados buscando medios de subsistencia de cualquier manera, muchos hurgan entre los escombros buscando varillas de hierro, o quizá algo de valor, lo que de inmediato es vendido por algún dinero.
Miles de ecuatorianos se enfrentan a esa realidad, reconstruir no solo sus viviendas sino sus vidas.
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