sábado, 15 de julio de 2017

El día en que falleció Juan Pablo Duarte, fundador de la República

Hoy  es una fecha de triste recordación para el patriotismo nacional, pues un 15 de julio de 1876, hace 141 años, en la ciudad de Caracas, Venezuela, falleció Juan Pablo Duarte, el ilustre fundador de la República Dominicana, luego de haber padecido “larga y penosa enfermedad e inenarrables sufrimientos morales”, que sin duda debieron ocasionarle gran decepción y profunda melancolía, según una nota necrológica escrita por el prócer puertorriqueño Andrés Salvador Vizcarrondo, amigo íntimo de Duarte y con quien entonces compartía el amargo fruto del destierro.
Ciertamente, de entre los patriotas liberales-nacionalistas quisqueyanos que lucharon contra la dominación haitiana (1822-1844), para proporcionarle al pueblo dominicano un Estado nación libre e independiente de toda dominación extranjera, ninguno padeció tantas amarguras y vicisitudes como el hijo de Juan José Duarte y Manuela Diez.
En esta oportunidad, no es menester detenernos en la descomunal hazaña política realizada por la joven generación que encarnaron Duarte y los trinitarios, consistente en liberar a un pueblo dominicano y dotarlo de una república soberana y democrática, en una época en que la mayoría de la gente de edad, es decir, los conservadores, descreía de la capacidad del colectivo para proclamarse independiente y mantenerse incólume sin el concurso protector de una potencia extranjera.
Muy pocos dominicanos, cuando estudian la trayectoria pública de Juan Pablo Duarte, reparan en la circunstancia de que, a lo largo de sus 63 años de existencia terrenal, el patricio pasó la mitad de su vida en el exilio (32 años); a lo que debe agregarse la particularidad de que el creador de La Trinitaria fue el único de esa generación revolucionaria que mereció ser desterrado junto con toda su familia. Así, los primeros dos decenios de vida republicana los pasó Duarte en el exilio, “el mayor destructor de almas”, al decir de Augusto Roa Bastos; pero tan pronto se enteró del crimen de lesa patria, que significó la Anexión a España, regresó al país en 1864 en plena guerra restauradora, dispuesto a incorporarse de manera activa al ejército libertador. Sin embargo, el gobierno restaurador, en cambio, consideró que sus servicios a la Patria eran más útiles en Venezuela y lo designó como Embajador Plenipotenciario para que gestionara recursos bélicos y financieros, así como respaldo moral del gobierno venezolano, en beneficio de la causa restauradora.
Después de consumada la gloriosa Guerra de Liberación (1863-1865), y ya restaurada la República de Febrero, Duarte jamás regresó al país. Las pugnas caudillistas por el poder político, por un lado, y la Guerra de los Seis Años contra Buenaventura Báez y su proyecto anexionista a los Estados Unidos, por el otro, contribuyeron a mantenerle alejado de su tierra natal al tiempo que su frágil contextura física, desde hacía algún tiempo, había comenzado a deteriorarse como consecuencia de una crónica tisis pulmonar que le abatía gradualmente.

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