MONTEVIDEO. El caso Odebrecht entró esta semana en una nueva fase que apunta a la yugular de gobernantes de América Latina, con la posible caída del mandatario de Perú y la sentencia de seis años de prisión contra el vicepresidente de Ecuador.
El escándalo provocado por la constructora brasileña, que reconoce haber pagado multimillonarios sobornos a cambio de licitaciones, ha abierto cientos de investigaciones contra ministros, diputados y empresarios en la región.
Pero Pedro Pablo Kuczynski puede convertirse en el primer presidente destituido por sus vínculos con Odebrecht, que afirma haberle abonado casi 5 millones de dólares en asesorías cuando era ministro.
El mandatario peruano parece tener los días contados, a pesar de negar las acusaciones: la oposición tiene mayoría en el Congreso y ha prometido echarle.
“No voy a abdicar ni a mi honor, ni a mis valores, ni a mis responsabilidades como presidente”, garantizó Kuczynski el jueves.
Su caída “sería terrible” para la estabilidad y la imagen del continente, según Luis Benavente, de la consultora peruana Vox Populi, aunque “la corrupción es una enfermedad latinoamericana” instalada “en todas las bases del sistema político-social”.
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