Roma, 8 de Diciembre (EFE).- El papa Francisco pidió hoy en la festividad de la Inmaculada Concepción en Roma que se tutelen los derechos de las familias que abandonan sus países y se enfrentan a la indiferencia porque los “derechos humanos van antes que cualquier, exigencia, por muy legítima que sea”.
El papa Francisco envió este mensaje durante la oración que pronunció en la tradicional ofrenda de flores ante la columna de la Inmaculada en la romana Plaza de España.
El pontífice previamente se había acercado a orar a la Basílica de Santa Maria Maggiore y llegó a la Plaza de España en torno a las 15.45 horas locales (14.45 GMT), donde le esperaban cientos de personas.
Durante su oración, Francisco recordó que la Virgen María y José tuvieron que abandonar su país, Nazaret, e ir a Belén para el nacimiento de Jesús. “Sabes lo que significa llevar en el seno la vida y sentir a tu alrededor la indiferencia, el rechazo, a veces el desprecio”, dijo, dirigiéndose a la Virgen.
En este sentido, el pontífice pidió a la Virgen que esté cerca de las familias en todo el mundo que “viven situaciones similares, para que no queden abandonas a sí mismas”, sino que vean “tutelados sus derechos, derechos humanos que van antes que cualquier, exigencia, por muy legítima que sea”.
El papa también se refirió a “los inconvenientes de la vida cotidiana” y subrayó que no hay que rendirse sino poner cada uno de su parte para mejorar las cosas.
En relación a Roma, animó a los ciudadanos a que pongan atención para hacer de la ciudad un lugar bello y habitable, y también deseó “sabiduría, clarividencia, espíritu de servicio y colaboración” para quienes “tienen roles de mayor responsabilidad”, para que sirvan al “bien común” de la capital. Por último, pidió por los sacerdotes, y mujeres de vida consagrada, religiosa y secular.
El papa fue recibido a su llegada a la Plaza de España por la alcaldesa de Roma, Virginia Raggi, con quien intercambió algunas palabras.
En los pies de la imagen de la Virgen había sido depositado un centro de rosas blancas, adornado con una cinta blanca y amarilla, los colores de la bandera vaticana.
Centenares de personas se acercaron hasta la plaza para poder escuchar al pontífice y recibir su bendición, aunque muchos tuvieron que conformarse con verle de lejos, colocados detrás de vallas de seguridad.
Otros muchos sí pudieron acercarse y saludar al papa, una vez finalizada la oración, y hubo también quien pudo seguir la ceremonia desde el balcón de la Embajada de España ante la Santa Sede. La nueva embajadora de España ante la Santa Sede, María del Carmen de la Peña Corcuera, participó en la ceremonia desde la plaza.
El papa dedicó unos minutos a saludar una por una a las personas enfermas en silla de ruedas que siguieron la oración en primera fila, en la plaza, e intercambió con ellos algunas palabras y varias bendiciones, antes de marcharse.
La tradición papal de la ofrenda de flores se remonta a 1857, tres años después de la definición dogmática de la Concepción Inmaculada de la Virgen María, que formuló el papa Pío IX (1846-1878). Aquel año, por voluntad del beato Pío IX, se erigió este monumento en la romana Plaza de España y fue él quien lo bendijo el 8 de septiembre de 1857 desde el balcón central de la embajada española ante la Santa Sede. EFE
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