Haití cumplió hoy una semana sin un Gobierno funcional tras la dimisión del primer ministro Jack Guy Lafontant por la crisis desatada tras las violentas protestas surgidas del anuncio de un alza en el precio del combustible, que el Gobierno dejó sin efecto posteriormente por la presión social.
Lafontant renunció a su cargo el pasado 14 de julio durante una sesión de la Cámara de Diputados celebrada para decidir si se le retiraba el voto de confianza.
Desde este momento el presidente de la República, Jovenel Moise, lleva a cabo una serie de consultas con diversos sectores nacionales, entre ellos políticos y empresarios, así como con representantes de países y organismos extranjeros, de cara a la nominación de un nuevo primer ministro.
"Mi objetivo es escuchar las opiniones de todos y hacer un Gobierno representativo que genera confianza", ha dicho Moise en su cuenta de Twitter, en la que agrega que el diálogo "es la vía real para hacer este consenso".
"Vamos a continuar discutiendo y escuchando para dotar el país de un primer ministro pronto", afirma.
El pasado 6 de julio, el Gobierno anunció aumentos de entre un 37 % y un 50 % en los precios de los combustibles en este empobrecido país, donde más de la mitad de su población vive con menos de 2 dólares al día.
La subida del costo de los combustibles, entre ellos, el queroseno, muy utilizado para alumbrar las casas haitianas de amplios sectores de escaso poder adquisitivo, desató violentos disturbios callejeros, en los que varias personas murieron.
La situación obligó un día después al Gobierno a dejar sin efecto la medida, que fue producto de un acuerdo firmado con el Fondo Monetario Internacional (FMI), organismo que planteó la eliminación gradual de la subvención a estos productos.
La presión ciudadana, además, llevó al Gobierno a retirar del Parlamento (bicameral) el presupuesto general que envió días antes de los disturbios, como una manera de evitar nuevas protestas.
Aunque el país se mantiene en calma tras las violentas protestas de hace quince días, en las que negocios fueron quemados y algunos saqueados, la situación sigue siendo de incertidumbre para muchos e, incluso, algunos comercios han decidido cerrar sus puertas antes de la hora habitual.
Para el economista Camille Charmers el problema en esta empobrecida nación es el modelo económico y la corrupción.
"Los dirigentes no tienen interés en resolver la crisis porque la corrupción es algo muy lucrativo para ellos", dijo Charmers a Efe, al tiempo que consideró que un nuevo primer ministro "no va a cambiar mucho sino se hacen cambios profundos en el país."
Mientras que para el excandidato presidencial Moise Jean Charles el problema principal en esta nación lo representa el presidente Jovenel Moise, quien, a su juicio, "tiene que irse ya".
"El no tiene competencia y liderazgo para liderar el país. La crisis va a ser peor si sigue Jovenel en el poder", apuntó en declaraciones a Efe.
El político opositor considera que las políticas puestas en marcha por el actual gobernante haitiano "destruyen a la clase media y empeoran los problemas de los pobres", por lo que no duda que se repitan los hechos ocurridos hace quince días.
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